jueves, 8 de noviembre de 2012

Facebook reconoce que demasiado Facebook quizás no sea bueno.


Suena como si estuvieran tirando piedras sobre su propio tejado, pero Facebook ha sufrido un momento de honestidad con el mundo al publicar esto en su página oficial: “las tartas de cumpleaños están hechas para que la gente esté junta. Dan a los amigos un lugar en el que reunirse y celebrar. Pero demasiada tarta probablemente no sea sana. La tarta de cumpleaños se parece mucho a Facebook“.


Parece que Facebook ha tenido un momento de claridad. Si bien antes de su salida a bolsa las cifras oficiales aseguraban que en enero se dedicaron 10.500 millones de minutos totales a Facebook, ahora se ha dado cuenta de que tanto tiempo quizás no sea algo bueno y prefiere apuntar hacia los contenidos compartidos, en lugar del tiempo que se dedica a la red social.
Lo cierto es que un buen producto tiene que ser eficiente. Y eso significa que con la cantidad más pequeña de tiempo posible hay que obtener el mayor valor. Si lo que se busca es aumentar el tiempo que se dedica a algo, el resultado puede ser una serie de malas decisiones de diseño y terminar provocando infelicidad y perjudicando a la salud.
El problema es que para los seres humanos la información es algo adictivo. Nos encanta buscar y aprender, es una cuestión evolutiva, ya que cuanto más sepamos, más propensos somos a sobrevivir. El problema es que la inmensa cantidad de información que habita en internet puede provocar una adicción realmente perjudicial. Y no hay más que recordar la última fiesta en la que hemos estado para darnos cuenta de que al menos alguno de los invitados no podía evitar estar mirando su móvil constantemente para mirar Facebook, Twitter, las noticias o cualquier otra información online.
Facebook tiene puntos muy fuertes. Es una herramienta increíble para mantener el contacto con personas que, de no existir Facebook, apenas recordaríamos, nos acerca a una red de personas de apoyo, nos hace más abiertos y tolerantes y nos ayuda a organizar nuestras interacciones en el mundo real.
Pero es una plataforma que muy fácilmente nos puede alienar, volviéndonos cotillas del pasado de otras personas y, desde luego, erosionando las verdaderas relaciones con los demás sustituyendo los verdaderos abrazos, apretones de manos o risas. De hecho, ya hay estudios que relacionan el uso de Facebook con la infelicidad porque nos hace pensar que todo el mundo es mejor, se lo pasa mejor y es más popular que nosotros. Y lo peor de todo es que la mayoría de estas consecuencias negativas provienen de un uso excesivo.
Lo cierto es que es posible que un usuario se sienta mejor después de una llamada de teléfono con un amigo suyo que navegando a través de distintos newsfeed de sus cientos de contactos en Facebook.


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